La “guerra bacteriológica” en la conquista de Tenochtitlan

Ante el próximo 500 aniversario de la conquista de Tenochtitlan por las huestes ibéricas, la revisión de los factores que propiciaron el evento, no se ha hecho esperar. En este escenario, el concepto de “guerra bacteriológica” ha avivado las viejas discusiones sobre el rol de las enfermedades del Viejo Mundo sobre la caída y conquista del imperio mexica. El concepto se desprende de la obra Born to die. Disease and New World Conquest, ,1492-1650 (en español La conquista biológica. Las enfermedades en el Nuevo Mundo) de Noble David Cook (1998).  Si bien se refiere al uso de microorganismos patógenos como armas de guerra, en el contexto de la guerra y conquista de Tenochtitlan, el concepto no es del todo aplicable.

Para demostrar lo anterior, el siguiente trabajo busca criticar el concepto de guerra bacteriológica en la derrota del imperio mexica y posterior decremento de la población indígena de México. Partiendo de la idea que el declive población fue multifactorial, se concluye las enfermedades, específicamente la epidemia de viruela ocurrida en 1520, fue solo una de las causas que propició el evento, y que los hombres de hace 500 años, no desataron una guerra bacteriológica en el continente americano.

Suele olvidarse que a donde viaja el hombre, lleva su cultura, su biología y sus enfermedades. Con los primeros viajes de exploración por los navegantes europeos en el siglo XV, los patógenos causantes de enfermedades en el Viejo Mundo (que incluyen patógenos de África y Asia), arribaron al Caribe y América. A partir de la interacción entre individuos y culturas de las cinco partes del mundo, representados en europeos y americanos, las enfermedades de ambos hicieron lo mismo, dando paso a la unificación bacteriana del planeta.

De dicha unificación, las enfermedades endémicas de zonas específicas dejaron sus ecologías y las biologías de aquellos que habían aprendido a convivir con ellas, para expresarse en nuevos individuos. Éstos, al no contar con un sistema inmune adecuado para las enfermedades extranjeras, sucumbieron rápidamente. Eric Wolf nombró “gran mortandad” al fenómeno de mortalidad que afectó a los nativos americanos tras la llegada de españoles, portugueses, franceses e ingleses.

Para el caso de México, al arribo de las huestes de Hernán Cortés en 1519, la población nativa ascendía a unos 25 millones de habitantes, diez años después había disminuido a 16.8 millones, para 1568 a 3 millones y para 1618 a sólo 1.6 millones. Entre los factores que propiciaron la gran mortandad, se tiene a las enfermedades del Viejo Mundo que tomaron un carácter epidémico y afectaron a la población nativa. Las primeras que se presentaron fueron la viruela, el sarampión, el tifo e influenza, entre otras.

La viruela ha sido considerada como aliada de Cortés para conquistar a los mexicas en 1521. El registro que se tiene de ésta inicia en las costas de la península de Yucatán en marzo de 1520, y culmina con la muerte del tlatoani Cuitláhuac en diciembre del mismo año. En una entrada anterior del amoxtli, se da el recuento detallado de dicha epidemia (https://www.noticonquista.unam.mx/sites/default/files/2020-03/guevara_-_pandemia_-_final.pdf). Este evento llevó a varios investigadores, entre ellos Cook, a considerar que los europeos conocían la devastación que la viruela, y otras enfermedades, provocaba; por lo cual iniciaron una guerra bacteriológica para llevar a cabo su cometido de conquista e imposición cultural. Es decir, enfermaron a la población intencionalmente.

El concepto de guerra bacteriológica se discutió por primera vez a finales de la década de 1920. Los investigadores franceses, iniciadores del concepto, referían al uso de microorganismos patógenos en las guerras como armas con fin de producir enfermedades, y así reducir los números humanos, animales, y/o agrícolas. 

La efectividad de cualquier arma, incluidas las bacteriológicas, es medida en términos de su energía y poder de destrucción. En el caso de las enfermedades, se conoce que ciertos microorganismos como los causantes de la neumonía, septicemia, tuberculosis, plaga, cólera, y otros, son capaces de destruir vidas humanas junto con la de los animales y plantas. En resumen, el impacto de los microorganismos se puede estimar por las epidemias y pandemias que producen. 

Debido a que, con el encuentro entre europeos y americanos, los primeros efectos que se observaron fueron la propagación de enfermedades epidémicas, la guerra bacteriológica pareciera más que aplicable. Si bien se conoce a los microorganismos causantes de las enfermedades, hay que considerar que no todos se expresan de manera epidémica en todos los contextos. Por lo que, hay que analizar los aspectos socioculturales y ambientales, además de los biológicos que propician una conquista y disminución de la población conquistada.  

Los factores anteriormente mencionados pueden clasificarse en cuatro, los cuales son el factor militar, el psicológico, el económico-político, y el sanitario. Sobre el primer factor, hay que señalar que en tiempos de guerra, la higiene personal y general son nulas o casi, y gran cantidad de personas están hacinadas. En estas condiciones, la inmunidad de la población se desvanece. Lo anterior ocurrió desde antes de la conquista de Tenochtitlan, cuando Cortés tomó prisionero al tlatoani Moctezuma e inició una imposición de comportamientos ibéricos que transformaron la vida de los mexicas. Además, las guerras, como la ocurrida hace 500 años, implican el movimiento de grandes contingentes humanos, ya sea por esclavos o aliados. Las alianzas realizadas entre ibéricos y los pueblos sometidos por los mexicas, para combatir a éstos, necesitó la movilidad humana, con lo individuos diversos compartieron las penurias en el avanza de los ejércitos, que llevaron a una baja inmune y cambios biológicos.

El factor psicológico implica las alteraciones de comportamiento y razón de vida previo a la guerra, y posterior a ésta. Los mexicas, desmotivados por las actitudes ibéricas desde su llegada a Tenochtitlan, presentaron trastornos los cuales les propiciaron desde desgano de vida, cometer suicidios o dejar de reproducirse. Con dichos actos, la población sentó las bases para su conquista y disminución.

Ya consumada la conquista, las acciones políticas y económicas tomadas por los gobernadores ibéricos, trastornaron a la población y el medio ambiente. Los repartimientos de indígenas para su evangelización y trabajo, alejó a las familias, evitó la concepción e incluso aumentó la muerte de niños y mujeres que dependían de una asistencia. Además, con la falta de mujeres ibéricas, el contingente femenino indígena fue sustraído para la reproducción con ibéricos. En cuanto al medio ambiente, la introducción de técnicas agrícolas europeas, de animales grandes y la minería, cambiaron no solo la ecología, también la dieta. Donde antes los indígenas cultivaban ciertos alimentos, ahora eran de un señor ibérico que no lo permitía y que de una u otra forma, les impuso sus hábitos alimenticios.

Los factores anteriores, se conjuntaron con el factor sanitario. Una población desmoralizada, explotada, y en alerta por el estado de guerra, es mayormente susceptible a enfermar. Una enfermedad que para otro grupo es común, para los más desfavorecidos o que nunca la han padecido, se vuelve mortal. Lo anterior ocurrió con las enfermedades del Viejo Mundo en la población mexica. Tanto la viruela de 1520, así como el sarampión de 1531 o los cocoliztli de 1545 y 1576, encontraron el escenario poblacional biológicamente desprotegido para expresarse, dejando a su paso una gran mortandad y disminución de la población nativa, además de ayudar al proceso bélico de la conquista de Tenochtitlan.

Pensar en una guerra bacteriológica ocurrida hace 500 años, después de una somera revisión de los factores que se relacionan con el declive poblacional, parece casi imposible. Igualmente es posible que fuera muy difícil el controlar la dispersión de muchas epidemias inducidas artificialmente por el humano. Hubieran dañado tanto a los conquistados como a los conquistadores. Debido a esto, tanto la conquista de uno de los grandes imperios americanos, y la posterior disminución poblacional de los indígenas, no tuvo que ver con la manipulación intencionada de microorganismos patógenos o una guerra bacteriológica. Ambos procesos fueron el resultado de la unión de varios factores en un espacio y tiempo determinado.

 

Para saber más

  • Betrán Moya, José Luis (2006). Historia de las epidemias. España: La esfera de los Libros.
  • Cook, Noble David (2005). La conquista biológica. Las enfermedades en el Nuevo Mundo. España: Siglo XXI.
  • Diomedi P. Alexis (2003). “La guerra biológica en la conquista del nuevo mundo. Una revisión histórica y sistemática de la literatura”. Rev. Chil. Infect. 20 (1): 19-25.
  • Escudero, José Carlos (2017). “El impacto epidemiológico de la invasión europea en América”. Revista Cubana de Salud Pública, 43(1): 117-126.
  • Mayer, R. L. (1948). “Epidemics and bacteriological warfare”. The Scientific Monthly, 67(5): 331-337.
  • Snowden, Frank M. (2019). Epidemics and Society. From the black death to the present. USA: Yale University Press.
Para citar: Sandra Guevara, La “guerra bacteriológica” en la conquista de Tenochtitlan, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/index.php/amoxtli/2763/2763. Visto el 26/03/2024