La relación ambigua entre México-Tenochtitlan y Tlaxcala

Pocas relaciones sociopolíticas del mundo mesoamericano han sido tan debatidas como la de la Triple Alianza (Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan) con los altépetl del Valle de Puebla-Tlaxcala, en específico con los tlaxaltecas (Tepetícpac, Ocotelolco, Tizatlan y Quiahuiztlan). A nuestro juicio, es por dos razones.

En primer lugar, por la compleja relación conflictiva que mantuvieron estas dos entidades políticas durante el siglo XV y principios del siglo XVI. Se expresaba en distintos tipos de enfrentamientos militares, entre ellos, la llamada Guerra Florida (Xochiyaoyotl), y un control de las fronteras tlaxcaltecas, rodeadas casi por completo por aliados de la Triple Alianza. Pese a la enemistad, el pueblo de Tlaxcala mantuvo siempre su independencia, nunca fue conquistado por las fuerzas de la Triple Alianza, y la pregunta es ¿por qué no?.

En segundo lugar, por el pacto entre Tlaxcala y los españoles encabezados por Hernán Cortés, generalmente considerado un hecho clave en los sucesos que culminaron con la derrota militar de México-Tenochtitlan. Así, hace algunas décadas, el historiador Nigel Davies (1968) señaló: "la verdadera naturaleza de las relaciones entre los aztecas y los habitantes del Valle Puebla-Tlaxcala, presenta un problema difícil de resolver".

Vale la pena recordar brevemente algunos datos, a veces olvidados o ignorados en el debate, que ayudan a entender la rivalidad, aprovechada por Cortés en 1519, entre estos grupos. Según el cronista tlaxcalteca Muñoz Camargo (1948), los tepanecas culhuas mexicanos expulsaron a los chichimecas de Camaxtle de un lugar llamado Poyauhtlan. Fueron bien recibidos por los Aculhuaques Tetzcucanos, "sabiendo y entendiendo que eran todos unos y de una generación, deudos y parientes, y venidos de una patria y tierra”. Finalmente pasaron la Sierra Nevada, para formar "el reino y provincia de Tlaxcalla, Cholulla, Huexotzinco, Quauhquecholla, Tepeyacac, Tecamachalco y otras provincias...". La primera cabecera de Tlaxcala fue Tepetícpac, fundada por Culhuatecuhtli, "en memoria de Culhuacan, de donde vinieron". Después se fundaron las cabeceras Ocotelolco, Tizatlan y Quiahuiztlan. Culhuatecuhtli partió las reliquias del dios patrono Camaxtle con su hermano de Ocotelulco (1948).

Es notable que los nobles de ambas entidades políticas hablaban la misma lengua (el náhuatl) y compartían el mismo panteón. “Estaban étnica y culturalmente emparentados, derivando su descendencia de la fusión de los linajes chichimeca con la tradición tolteca. […] los principios fundamentales de la mitología y del culto eran los mismos" (Broda, 1989). Un hecho ordinario de los lazos entre ambos grupos es la fraternidad original entre sus dos dioses patronos, Huitzilopochtli y Camaxtle (Mixcóatl), ambos de carácter bélico. Los vínculos históricos quedan expuestos en las supuestas palabras del tlatoani mexica Moctezuma, cuando decía sentirse triste, ya que pelear con Tlaxcala, Cholula o Huexotzinco "era como pelear españoles contra españoles; porque, según sus historias, todos eran unos en generación" (Durán, 1984). En este sentido, los de Tlaxcala llamaban a los mexicanos sus "sobrinos nuestros" (Alvarado Tezozómoc, 1975). No obstante esta historia compartida, según Muñoz Camargo “la enemistad que se tenían era mortal y terrible”. Además, y curiosamente, “jamás trabaron parentesco ninguno los unos con los otros...", es decir, en algún momento, dejaron de casarse entre ellos.

En ocasiones, los adversarios establecían relaciones ceremoniales y de intercambio de bienes. Entr una y otra guerra se invitaba de manera secreta a una delegación de los enemigos para participar en ceremonias diversas en donde sacrificaban guerreros, como la elección de un tlatoani nuevo, la muerte de un tlatoani o la inauguración de un templo, caracterizado normalmente por el intercambio de honores y regalía. Durante estos eventos, los invitados bailaban disfrazados con la nobleza enemiga. Los mexicanos y tetzcucanos enviaban a los nobles de Tlaxcala “grandes presentes y dávidas de oro, ropa, cacao, sal y de todas las cosas que carecían, sin que la gente plebeya lo entendiese, y se saludaban secretamente, […] guardando inviolablemente el culto a los dioses” (Muñoz Camargo, 1948).

No obstante estos contactos peculiares y los vínculos históricos y mitológicos, ambas sociedades estaban, paradójicamente, involucradas en guerras continuas. En ellas participaban con otros grupos importantes como Huexotzinco, Cholula, etc., que alternaban a veces sus alianzas con periodos de enemistad. Es en el ámbito político y militar, en particular, sobre la índole de la Guerra Florida, donde divergen las opiniones de los historiadores. En términos generales, el debate se divide en tres. Algunos opinan que la Triple Alianza nunca había podido sujetar a Tlaxcala y que la Guerra Florida consiste más bien en una especie de propaganda para justificar la imposibilidad de dominar a los tlaxcaltecas. Otros defienden la idea que los mexicas y sus aliados no sujetaban a sus enemigos de Tlaxcala, ya que, según algunos, era suficiente “agotarlos” con un completo control económico y militar de sus fronteras. Unos más, en cambio, opinan que el objetivo de ambas fracciones consistió en guardar la independencia tlaxcalteca en correspondencia con la lógica de la Guerra Florida.

Al respecto, cuando preguntaron a  Moctezuma por qué la Triple Alianza no conquistó a los de Tlaxcala, éste les contestó que “bien lo podría haber hecho, pero que prefería mantener la rivalidad para el ejercicio militar cercano, y para obtener siempre prisioneros para el sacrificio a sus dioses” (Andrés de Tapia, 2003).

Sin embargo,  la conocida Guerra Florida (la lógica "podían conquistar al enemigo, pero no querían") entre los altépetl del Valle de México y los de Puebla-Tlaxcala no era constante y durante la última década antes de la invasión española, probablemente ya inexistente.

Para saber más:

  • Baudot, Georges, (2004) “Identidad mexicatl, conciencia de alteridad cosmogónica y mexicayotl”, en Pervivencia del mundo azteca en el México virreinal, UNAM, pp. 55-66.
  • Davies, Nigel, (1968),            Los señoríos independientes del Imperio Azteca . INAH, México.
  • Declercq, Stan, Pactos secretos y problemas matrimoniales: una nueva reflexión sobre la Guerra Florida, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/766/744. 
  • Gibson, Charles., (1952) 1991. Tlaxcala en el siglo XVI. Mexico City: Fondo de

          Cultura Económica.

  • Hassig, Ross, (1988), Aztec Warfare: Imperial Expansion and Political Control. Civilization of the             American Indian series, no. 188. Norman, University of Oklahoma Press.
  • Isaac, Barry L. , (1983a) "The Aztec "Flowery War": A Geopolitical Explanation", Journal of       Anthropological Research, University of New Mexico Vol. 39, No. 4, pp.             415 - 432.
Para citar: Stan Declercq, La relación ambigua entre México-Tenochtitlan y Tlaxcala, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/index.php/amoxtli/1720/1720. Visto el 28/04/2024