Y otro día siguiente, poco antes del medio día, vino un cacique con ellos de aquel pueblo, al cual el dicho capitán habló, le hizo entender con los farautes que no venía a les hacer daño alguno, sino a les ahcer saber cómo habían de ser vasallos de vuestras majestades y les habían de servir y dar lo que en su tierras tuviesesn, como todos los que son, así lo hacen; y respondió que el era muy contento de lo ser y obedecer, y que le placía de servir y tener por por tan altos príncipes[...] [Cortés] le hizo vestir una camisa de holanda, un sayón de terciopelo, y una cinta de oro, con el cual el dicho cacique fue muy contento y alegre.[...] a otro día adelante vino el dicho cacique como había quedado, e hizo tender una manta blanca delante del capitán, y ofrecióle preciosas joyas de oro , poniéndolas sobre la manta.