Gracias a Marina y tlaxcaltecas se descubre la traición planeada en Cholula para acabar con los españoles

Texto original con ortografía de la época:

Estrechó amistad con doña Marina una india anciana, mujer principal y emparentada en Cholula. Visitábala muchas veces con familiaridad, y ella no se lo desmerecía con el atractivo natural de su agrado y discreción. Vino aquel día más temprano, y al parecer asustada o cuidadosa, retiróla misteriosamente de los españoles, y encargando el secreto con lo mismo que recataba la voz, empezó a condolerse de su esclavitud, y a persuadirla «que se apartase de aquellos extranjeros aborrecibles, y se fuese a su casa, cuyo albergue la ofrecía como refugio de su libertad». Doña Marina, que tenía bastante sagacidad, confirió esta prevención con los demás indios; y fingiendo que venía oprimida y contra su voluntad entre aquella gente, facilitó la fuga y aceptó el hospedaje con tantas ponderaciones de su agradecimiento, que la india se dio por segura, y descubrió todo el corazón. Dijola: «que convenía en todo caso que se fuese luego, porque se acercaba el plazo señalado entre los suyos para destruir a los españoles, y no era razón que una mujer de sus prendas pereciese con ellos; que Motezuma tenía prevenidos a poca distancia veinte mil hombres de guerra para dar calor a la facción: que de este grueso habían entrado ya en la ciudad a la deshilada seis mil soldados escogidos; que se habían repartido cantidad de armas entre los paisanos; que tenían de repuesto muchas piedras sobre los terrados, y abiertas en las calles profundas zanjas, en cuyo fondo habían fijado estacas puntiagudas, fingiendo el plano con una cubierta de la misma tierra fundada sobre apoyos frágiles para que cayesen y se mancasen los caballos; que Motezuma trataba de acabar con todos los españoles; pero encargaba que le llevasen algunos vivos para satisfacer su curiosidad y al obsequio de sus dioses, y que había presentado a la ciudad una [164] caja de guerra hecha de oro cóncavo primorosamente vaciado, para excitar los ánimos con este favor militar». Y últimamente doña Marina, dando a entender que se alegraba de lo bien que tenía dispuesta su empresa, y dejando caer algunas preguntas, como quien celebraba lo que inquiría, se halló con noticias cabal de toda la conjuración. Fingió que se quería ir luego en su compañía, y con pretexto de recoger sus joyas y algunas preseas de su peculio, hizo lugar para desviarse de ella sin desconfiarla; dio cuenta de todo a Cortés, y él mandó prender a la india que a pocas amenazas confesó la verdad, entre turbada y convencida.

Poco después vinieron unos soldados tlascaltecas recatados en traje de paisanos, y dijeron a Cortés de parte de sus cabos: «que no se descuidase, porque habían visto desde su cuartel que los de Cholula retiraban a los lugares del contorno su ropa y sus mujeres»; señal evidente de que maquinaban alguna traición. Súpose también que aquella mañana se había celebrado en el templo mayor de la ciudad un sacrificio de diez niños de ambos sexos; ceremonia de que usaban cuando querían emprender algún hecho militar, y al mismo tiempo llegaron dos o tres zempoales que saliendo casualmente a la ciudad, habían descubierto el engaño de las zanjas, y visto en las calles de los lados algunos reparos y estacadas que tenían hechos para guiar los caballos al precipicio.

Para citar:
de Solís y Rivadeneyra, Antonio , Historia de la Conquista de Méjico: población y progresos de la América Septentrional conocida por le nombre de Nueva España, Madird, Espasa-Calpe, 1970 [1684], pp. 163-164
Lugar(es):
  • Cholula
Persona(s):
  • Marina
Actor(es):
  • indios aliados de Cortés
  • indios cholultecas
  • indios tlaxcaltecas