El indio conquistador y la alianza indígena-española a partir de 1521

La caída de Tenochtitlan en agosto de 1521 cerró una guerra de carácter fundamentalmente mesoamericano, abriendo un nuevo ciclo de alianzas, conflictos y expansión que culminaría con la construcción de la entidad socio-política que conocemos como Nueva España. Para empezar, la rendición de la capital tenochca no implicó el colapso o sometimiento de todos los territorios de la Hueitlahtocáyotl Tenochtitlan-Texcoco-Tlacopan. La mayoría de sus pueblos tributarios o aliados no participaron en la campaña del asedio, ya sea por su lejanía, por el cerco impuesto por los aliados indígenas-españoles o bien como parte de una estrategia política cautelosa.

 

LA SITUACIÓN MILITAR Y ALIANZAS POST 1521.

Al finalizar el asedio de Tenochtitlan con la captura de Cuauhtémoc y la rendición de las últimas fuerzas tenochcas en la Cuenca de México, la cautela y la neutralidad aseguraron la supervivencia de los altepeme o unidades políticas indígenas de Anáhuac antiguamente sometidas a su Hueitlahtocáyotl, pero las dejaron aisladas y vulnerables. En un principio la mayoría de los grupos indígenas, fuesen enemigos, aliados o subordinados se beneficiaron por la súbita autonomía y reducción generalizada de la tributación (en especie y en servicios). El beneficio económico y político duró muy poco tiempo; la mayoría de los grupos aliados antes de 1521 con los españoles resintió una paulatina degradación de su papel debido a que Hernán Cortés y otros comandantes comenzaron a conformar alianzas más amplias con miras a las futuras campañas. En términos generales, los beneficios obtenidos por la caída de Tenochtitlan fueron de corto plazo y fueron concentrándose localmente al obtener mercedes y concesiones en los territorios específicos.

Las reducidas fuerzas españolas que conformaban el núcleo comandado por Hernán Cortés enfrentaron un panorama completamente distinto. Comenzó a construirse una narrativa española, en la cual diferentes procesos sociales y políticos serían unificados y explicados como parte de una conquista de tipo europeo basada en la búsqueda de patronazgo y legitimación cristiana e imperial. De conformidad con las prácticas europeas de la guerra, el proceso de conquista apenas comenzaba y continuaría hasta el establecimiento de un nuevo sistema en todo el territorio que abarcara soberanía, tributación y evangelización. La divergencia en los objetivos de los aliados indígenas y de los propios españoles fue acrecentándose conforme avanzó el tiempo, derivando en una sociedad completamente diferente a la mesoamericana al cabo de algunas décadas.

Uno de los temas principales en la construcción de estos procesos de alianza y colonización del territorio novohispano es el grado de control ejercido por sus principales integrantes; la agencia y la contingencia históricas en relación con los aliados indígenas y españoles difícilmente puede ser interpretada de una sola manera para todos los momentos y espacios. En los primeros años tras la caída de Tenochtitlán esta situación llevó a los europeos una estrategia defensiva; concentraron sus fuerzas en la recién nombrada ciudad de México, dieron grandes márgenes de autonomía a sus aliados y no comenzaron a retomar la ofensiva y ocupación del territorio sino hasta 1525.

La construcción de las alianzas que llevó a la conformación de las diversas fuerzas indígenas y españolas que sometieron la mayor parte del territorio de la Nueva España durante el siglo XVI fue un proceso de enorme complejidad. Cada caso resulta diferente debido a que oscilaron desde grupos de guerreros incorporados étnicamente, ejércitos conformados por combinaciones de grupos diversos, incluyendo los contingentes “mexicanos” hablantes de náhuatl de las campañas tardías, los migrantes voluntarios destinados a la colonización de regiones más allá de lo conocido e inclusive ejemplos específicos de procesos locales. El tema común fue la manipulación española de las alianzas y las mercedes ofrecidas a cambio de este apoyo como forma de dividir y vencer en una situación en la que la población indígena era abrumadoramente superior numérica y militarmente.

Un ejemplo claro de esta paulatina pérdida de relevancia indígena en los niveles geopolíticos ocurrió en el caso de la República de Tlaxcala. Los tlaxcaltecas habían sido los principales aliados militares de los españoles hasta la primera fase del asedio de Tenochtitlán, cuando la incorporación plena de acolhuas, chalcas y otros grupos étnicos fue reduciendo su papel en el conflicto. Al terminar la guerra, los españoles no cumplieron con varios de los términos pactados originalmente, impidiendo que Tlaxcala se convirtiera en la potencia dominante del oriente de Mesoamérica. Al mismo tiempo, los respetaron de manera suficiente como para permitir su virtual autonomía y su fortalecimiento en términos regionales.

¿Cuál fue el papel de los grupos indígenas en las campañas militares y colonización del territorio que acabó por ser conocido como Nueva España? Los estudios más recientes apuntan a una complicada variedad de maniobras políticas, conformación de alianzas y aprovechamiento de las condiciones coyunturales específicas en la construcción de la identidad y poder políticos derivados del tratamiento de estos aliados como “indios conquistadores”. Esta categoría histórica de indio “conquistador” fue utilizada en las fuentes primarias de origen indígena, particularmente en el caso de los nahuas, desde mediados de el siglo XVI y Susan Schroeder registra el empleo previo de la frase náhuatl nican oquimotocayotico conquistadores en la obra de Chimalpahin para referirse a los españoles “que fueron después llamados conquistadores”. El indio conquistador es un modelo que Restall y Oudijk han desarrollado para explicar el fenómeno de la incorporación de las fuerzas indígenas en el proyecto de conquista y colonización, porque la llegada de la cultura europea no significó el abandono de las tradiciones indígenas, sino su constante transformación y adaptación. Por ejemplo, en la justificación narrativa elaborada por diversos grupos étnicos se combinaron instrumentos prehispánicos con elementos europeos para desarrollar documentos que legitimaron el papel histórico militar como aliados de los españoles, como ocurre en el caso del Lienzo de Tlaxcala. En otros casos se ha documentado que las tradiciones prehispánicas fueron insertándose en representaciones y narrativas de eventos posteriores, sirviendo para construir un puente entre el pasado y las transformaciones del siglo XVI.

El surgimiento de la categoría de indio conquistador enlazó las tradiciones político militares del mundo mesoamericano con el europeo. Diversos grupos étnicos de Anáhuac fueron adoptando el título y sirvieron en los ejércitos que sometieron las regiones meridionales de Mesoamérica, incluyendo Guatemala. Restall y Oudijk han demostrado que posiblemente algunas campañas militares fueron emprendidas directamente por los aliados indígenas sin participación europea. Don Gonzalo Matzatzin Motecuhzoma, señor de Tepexi (Tepeji del Río) sometió las Mixtecas Baja y Alta aprovechando la correlación regional de fuerzas prehispánicas, pero lo hizo en nombre de Cortés y esperando una recompensa posterior. Más al sur, John Chuchiak ha encontrado abundante evidencia de la participación de importantes contingentes nahuas entre los aliados indígenas durante la dilatada conquista de la Península de Yucatán. La historia de cada ejército y su destino final fueron diferentes; algunos regresaron a su altepetl original cargados de botín, otros alcanzaron mercedes y títulos de nobleza que fortalecieron su posición política regional, mientras que otros grupos se asentaron en las tierras recién conquistadas y conformaron nuevas elites locales, asociadas típicamente con los “barrios de mexicanos”.

Estos procesos de transformación y adaptación no ocurrieron solamente en ámbitos guerreros o masculinos. Robinson Herrera encontró que las mujeres indígenas que acompañaron a los conquistadores del territorio novohispano tuvieron un papel comparable con Malintzin en el sentido de constituir el eslabón fundamental entre los distintos grupos, como parece haber ocurrido con las nobles tlaxcaltecas doña Luisa y doña Lucía en la campaña para someter Guatemala.

 

CONCLUSIÓN.

La caída de Tenochtitlán representó el cierre de un ciclo de guerra típicamente mesoamericano. A partir de su derrota comienza una nueva fase en la cual los diferentes grupos indígenas buscaron consolidar su posición política y económica a través de la alianza con los españoles. En este nuevo periodo los antiguos aliados fueron paulatinamente debilitados por las políticas militares y posteriormente virreinales, las cuales buscar un “dividir y vencer” mediante concesiones y Mercedes limitadas en alcance regional. El proyecto geopolítico español de someter el territorio de Mesoamérica, Oasisamérica y Áridoamérica utilizó a los aliados indígenas militarmente para construir los ejércitos y contingentes necesarios para la expansión, la colonización y la evangelización de los nuevos territorios. Una categoría fundamental en este proceso fue la del indio conquistador, híbrido entre las tradiciones mesoamericana y europea de sometimiento y conquista. Los contingentes de indios conquistadores expandieron a partir de 1525 el control de lo que paulatinamente sería conocido como Nueva España hasta Centroamérica y el sur de los Estados Unidos.

 

Para saber más

  • Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, México, Editorial Porrúa, 2008.
  • Federico Navarrete, ¿Quién conquistó México?, México, Debate, 2019.
  • James Lockhart, Los nahuas después de la Conquista. Historia social y cultural de los indios del México Central, del siglo XVI al XVIII, México, Fondo de Cultura Económica, 1999.
  • Laura Matthew y Michel R. Oudijk, editores, Indian Conquistadors: Indigenous Allies in the Conquest of Mesoamerica, Norman, University of Oklahoma Press, 1998.
  • Matthew Restall, Los siete mitos de la Conquista Española, Barcelona, Editorial Paidós, 2004.
  • Ross Hassig, Mexico and the Spanish Conquest, Norman, University of Oklahoma Press, 2006.
Para citar: Carlos Brokmann, El indio conquistador y la alianza indígena-española a partir de 1521, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/3019/3019. Visto el 04/05/2024