Cortés contra Narváez: un desenlace en favor de la campaña militar hispano-indígena.

Bajo el entendido del conflicto político que se había desencadenado entre Diego de Velázquez y Hernán Cortés, considerado este último como el gran traidor de la corona, es que Velázquez decide enviar un contingente de efectivos para apresar a Cortés y a su gente o en caso contrario y preferentemente acabar con la vida de todos ellos. Antes de narrar lo sucedido, cabe destacar que, en ocasiones, existen contradicciones y coincidencias de una fuente a otra en torno a ciertos datos o episodios. Es muy recomendable para el lector, poder hacer una valoración de las fuentes disponibles que narran estos sucesos y generar una contrastación de información entre las mismas.

Pánfilo de Narváez fue enviado como comandante de las operaciones encomendadas. Para efectos, las fuentes mencionan que Velázquez armó un importante equipo que llevaría a cabo la misión. Según mencionan  las fuentes, el mismo estaba conformado por un total de diecinueve navíos con mil cuatrocientos efectivos, entre los que se destacaban dos artilleros, ochenta de caballería, noventa ballesteros, sesenta arcabuceros e incluso se menciona que tuvo también el apoyo de algunos nativos de Cuba.

A la llegada de Narváez a las costas mesoamericanas, se instalaron en el puerto de San Juan de Ulúa y apresaron a algunos de los hombres de Cortés que habían sido encargados de organizar los territorios en dicha zona. Moctezuma se enteróa de la presencia de Narváez algunos días antes y mantuvo en secreto dicha situación hasta que, finalmente, Cortés se enteró y, consciente de que Narvaéz no venía con buenas intenciones, comunicó dicha situación a sus hombres, preparándose para lo que pudiera desencadenarse de dicho encuentro.

Por su parte era evidente que Cortés contaba con muchas menos tropas, incluso el mismo Moctezuma le señala dicha limitante, pero Cortés estaba decidido a enfrentar a Narváez prácticamente porque no le quedaba de otra; las órdenes de Velázquez habían sido claras y no tenía más opción. Se menciona en las fuentes que el mismo Moctezuma le había ofrecido cerca de cinco mil guerreros mexicas para ir a ayudar a Cortés, mismos que de acuerdo con las fuentes fueron rechazados por el propio Cortés.

El papel de los aliados indígenas se hace presente, nuevamente, cuando Cortés solicita el apoyo de los comandantes tlaxcaltecas, advirtiendo que si era necesario le proveyese de cinco mil guerreros, pero solo en caso de que el enfrentamiento con Narváez se tornase complicado. A ello le sumaría también el avituallamiento para su gente, para lo cual Tlaxcala envió alimentos para sus tropas.   Por otra parte, Cortés solicitó a Sandoval que llevara sus tropas para apoyarlo, así logró reunir un pequeño grupo de sesenta efectivos, debido a que la mayoría de ellos estaban impedidos por diversos factores para la batalla.

Existe, al respecto, una anécdota por demás interesante. Durante el proceso de avance desde Tenochtitlan hacia la costa, Cortés consideraba necesario lo siguiente: envió a uno de sus efectivos, muy conocedor del uso de la pica hacia una región donde se encontraban los chinantecos, enemigos de los mexicas, que según las fuentes, utilizaban lanzas con puntas de obsidiana y pedernal, supuestamente de formatos mucho mayores que las lanzas hispanas. El interés de Cortés al enviar a dicho hispano era reclutar más hombres, en este caso nuevamente aliados indígenas, que además irían armados. Ya no con lanzas con puntas de obsidiana y pedernal, sino que el enviado de Cortés, de apellido Tovilla, mandó que se les quitasen los implementos de lítica y se sustituyeran por putas de metal, ya que muy cerca de ahí había especialistas en metalurgia que lograron generar las puntas y colocarlas en dichas lanzas. A su regreso el enviado de Cortés logró reclutar doscientos efectivos con la promesa de que llegarían otros dos mil al campamento de Cortés más adelante.

No olvidemos que hablar de números en las fuentes es complicado, pero de acuerdo con dichos documentos, el grupo que acompañaba a Cortés era de doscientos sesenta y seis efectivos, destacando ciertas unidades: las cinco de caballería, pocos ballesteros y arcabuceros, no detalla el número, al parecer el total que menciona Cortés es de setenta hombres. Debemos señalar que autores como Bernal Díaz, de quien debemos tomar muchas reservas de sus datos, subraya la gran utilidad que las picas que mandó elaborar fueron determinantes para el desenlace de la futura batalla.

En breve Cortés, listo para el combate, arengó largamente a sus tropas las que fielmente le respondieron: “mediante Dios, habríamos de vencer o morir sobre ello”.  Al tiempo presentó la estrategia a seguir para primero tomar a los de artillería seguido de ir y capturar a Narváez.

Después de apresar a los espías de Narváez, quienes tuvieron tiempo de avisarle de la llegada de Cortés, la batalla contra Narváez dio inicio en un escenario lluvioso y complicado. Las tropas de Cortés, armadas sobre todo con las picas que había elaborado previamente, asaltaron inmediatamente a la artillería, como era el plan, de manera que ésta no tuvo oportunidad de disparar tan adecuadamente, pero que finalmente alcanzó a algunos de los soldados de Cortés.

En breve las caballerías de Narváez arribaron donde se encontraban algunos de los soldados de Cortés logrando aniquilar a siete de ellos, en algunas otras versiones, realmente se menciona que no hubo bajas en ese ataque. Por su parte, en la retaguardia desde una estructura prehispánica que servía al dicho campamento, Narváez contratacaba a Cortés bajo el trio de arcabuces y ballestas logrando acabar con siete enemigos. Por su parte, Sandoval, presto, con una de las picas mencionadas, logró encontrarse frente a frente con Narváez quien hizo algunos tiros desviados contra su rival.

El desenlace es claro, al parecer Sandoval, apoyado por los hombres de Cortés, hundió su pica en el ojo de Narváez hiriendolo gravemente, dejando al capitán general de Velázquez fuera de combate. Terminada la batalla, llama la atención que los indígenas de Chinanta, efectivamente, arribaron en ayuda de Cortés, teóricamente, con dos mil guerreros armados con lanzas con puntas de metal. Ya tardíamente, se uniría, también,  al contingente general de aliados indígenas de la conquista, mismos que normalmente pasan desapercibidos en la historia.

Desde la óptica militar y política, en ese momento, si había duda, Cortés se transforma en el líder indiscutible de las huestes hispanas para las campañas de conquista y sobre todo, lo más importante es que al final Cortés logró reclutar un mayor y necesario número de efectivos, incluso indígenas en sus filas, acompañado además de un nada despreciable equipamiento militar que vendría a complementar la campaña de Cortés y sus aliados indígenas, sobre todo con los problemas de tipo bélico que estaban por venir en Tenochtitlan. Al final Velázquez acabó ayudando a la campaña hispano indígena y al mismo Cortés, proveyendo de más hombres y equipamiento, además de consolidar el liderazgo de su enemigo.

 

Para saber más:

  • Cortés Hernán, Cartas de Relación de la conquista de México, Colección Austral, 1945
  • Díaz del Castillo Bernal, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Porrúa, México, 2015.
Para citar: Marco Antonio Cervera Obregón , Cortés contra Narváez: un desenlace en favor de la campaña militar hispano-indígena., México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2029/2027. Visto el 19/04/2024