Las aves, sus coloridas plumas y el anuncio de la destrucción

En ciudades prehispánicas como Teotihuacan, Tula, Tetzcoco y la propia Tenochtitlan se puede constatar la existencia de espacios destinados a mantener en cautiverio a algunos animales. Sobre esta última urbe -Tenochtitlan- las fuentes documentales narran la presencia de casas acondicionadas para aves de distintos tipos, serpientes y felinos. Por su parte, Hernán Cortés describió que el gobernante Motecuhzoma tenía diez estanques, unos de agua salada y otros de agua dulce, en los que se podían observar infinidad de peces, y que para el cuidado de todos estos animales se necesitó de cientos de personas. 

En ciudades más antiguas como Teotihuacan, las fuentes arqueológicas han evidenciado restos de lobos, coyotes, felinos, serpientes y aves que fueron sacrificadas junto a seres humanos en momentos rituales, entre ellos se puede mencionar la ampliación de un basamento piramidal. El análisis de los restos óseos de estos animales ha dado la pauta para pensar en posibles criaderos o lugares en los que se cuidaba y reproducía a ciertas especies.

La presencia cercana de animales tan preciados para la cosmovisión mesoamericana en las ciudades respondió a diferentes fines: tener a la mano ofrendas para el sacrificio, contemplar la grandeza de aquellos imponentes animales, estudiar sus comportamientos, hacerse de un buen acervo de sustancias para elaborar medicamentos y utilizar las plumas y las pieles para efectuar objetos de uso cotidiano o suntuario.

En relación con las aves, no es de extrañar que su colorido plumaje haya sido considerado como un bien de alta estima, al grado que los centros hegemónicos solicitaron como tributo este delicado material que fue empleado en la confección de diferentes objetos como penachos, escudos y abanicos, también se utilizó para elaborar aplicaciones en huipiles, mantas y capas.

La presencia de plumas se encuentra en momentos tan trascendentes como el nacimiento de los hombres, pues era después del parto que a las madres se les decían palabras de aliento por haber librado la batalla de traer un hijo al mundo, el cual era comparado con una “pluma rica o piedra preciosa”. Al respecto, cabe mencionar que una pluma fue el elemento engendrador de Huitzilopochtli, ya que su madre la recogió mientras barría y al guardarla en su regazo se embarazó.

En otras ocasiones, la necesidad de tener acceso a esta materia hizo que se construyeran espacios para concentrar diferentes tipos de aves exóticas. En Tetzcoco, por ejemplo, específicamente afuera del recinto que edificó Nezahualcóyotl, se encontraba una casa de aves, en ella sobrevolaban todo tipo de pájaros, aunque también había espacio para otros animales y serpientes que habían traído ex profeso a este lugar.

De manera general, las aves presentan una estrecha conexión con lo simbólico, lo mítico, lo originario y lo divino, incluso están relacionadas con los malos presagios. Tal es el caso del zopilote, ave de singular y de limítrofe condición, ya que se lo relaciona al ámbito celeste por ser un volátil y al inframundo por comer carroña y materia putrefacta. Pues bien, esta ave protagonizó uno de los malos agüeros que anunciaron la caída de las ciudades del centro de México: los tetzcocanos la vieron surcar el cielo en compañía de muchas otras de la misma especie y sus sombras eran tantas que voltearon al cielo para contemplar su vuelo circular. Por su parte, los mexicas también recibieron un presagio a través de un ave: el caso del extraño pájaro que tenía un espejo en la cabeza, fue capturado y presentado a Motecuhzoma para mostrarle la llegada de hombres que cabalgaban venados sin cuernos.

Finalmente, cabe señalar que las aves también estuvieron presentes en cierres de ciclos de poder. El caso que citaré a continuación habla de una batalla que enfrentaron dos centros prehispánicos antes del poderío mexica, se trata de la contienda entre Azcapotzalco y Tetzcoco. La confrontación había alcanzado tales niveles que el gobernante tepaneca de Azcapotzalco mandó a matar al gobernante de Tetzcoco y con este acto condenó al sucesor Nezahualcóyotl al destierro. No obstante, y desde los lugares aliados, Nezahualcóyotl fraguó la manera de recuperar el poder. En este contexto, el gobernante de Azcapotzalco tuvo un sueño premonitorio sobre la caída de su centro: soñó que su adversario se le presentaba convertido en águila, que le abría el pecho y le comía el corazón; luego se convertía en felino, le lamía el cuerpo y le chupaba la sangre.

Como se puede observar en este pasaje, el aguila, solar y nocturna, es en sí misma un presagio y representa el carácter guerrero, la fuerza, la agresividad, la valentía, el dominio del espacio, pero también la muerte, el sacrificio y la sangre que alimenta a los propios dioses.

 

Para leer más

  • Alva Ixtlilxóchitl, Fernando de, Obras históricas, 2 v., edición, estudio introductorio y apéndice documental de Edmundo O’Gorman, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1975 (Serie de Historiadores y Cronistas de Indias, 4).
  • Blanco, Alicia, Gilberto Pérez, Bernardo Rodríguez, Nawa Sugiyama, Fabiola Torres y Raúl Valadez, “El zoológico de Moctezuma ¿Mito o realidad?”, AMMVEPE, vol. 20, 2019, p. 28-39.
  • Cortés, Hernán, Cartas y documentos¸ México, Porrúa, 1963.
  • Garza, Mercedes de la,” El águila real, símbolo del pueblo mexica”, Caravelle. Cahiers du monde hispanique et luso-brésilien, 2001, p. 105-117
  • Limón, Silvia y Clementina Battcock, “Aves solares: el águila, el colibrí y el zopilote en Mesoamérica”, en Animales de Dios, Alfredo López Austin y Luis Millones (compiladores), Perú, Fondo Editorial de la Asamblea Nacional de Rectores, 2012, p. 113-164.
  • Rivero Weber Lilia y Christian Feest, “La sombra de los dioses. El arte plumario en el México del siglo XVI”, en El penacho del México antiguo, Sabine Haag, Alfonso de María y Campos, Lilia Rivero Weber y Christian Feest (coordinadores), Viena, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Museum für Völker Kunde, 2012, p. 41-60.
Para citar: Maribel Aguilar Aguilar, Las aves, sus coloridas plumas y el anuncio de la destrucción, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/1926/1926. Visto el 30/04/2024