La indianización de los conquistadores

La hispanización de los indígenas en América comenzó desde el primer contacto que tuvieron con los europeos y fue en crecimiento conforme la conquista avanzó. En contraparte, no del mismo modo ni en la misma medida, los españoles también tomaron costumbres y rasgos indígenas que fueron incorporando paulatinamente. Pero en este caso no fue resultado de una imposición, sino una respuesta ante las necesidades que generó el contacto y posterior control de los diversos territorios y sus poblaciones. Esta aculturación castellana, es lo que denominamos “indianización”.

El proceso de aculturación española fue inmediato y muy probablemente comenzó con la lengua. Muestra de ello son las cartas de Cristóbal Colón en las que incorporó los indigenismos más antiguos del español: canoa, cacique y maíz. Los conquistadores tuvieron que sobrevivir implementado estrategias de innovación lingüística que les permitiera referirse, entender e incorporar el mundo indígena al suyo. En un principio, la indianización fue superficial, para sobrevivir, designar y reconocer al “Otro” (indígena) frente al “Yo”(occidental). De tal suerte, los castellanos utilizaron préstamos indígenas para describir el nuevo mundo y su contexto, por lo que en algunos casos optaron por usar los nombres nativos que posteriormente fueron castellanizados y que seguimos usando en la actualidad: cacahuate (cacahuatl) , aguacate (ahuacatl) , mapache (mapachi), coyote (coyotl), etc. En otros casos se conservaron los nombres de pueblos, de lugares y de personas, así como nombres propios de ríos, montañas, provincias y demás accidentes geográficos. Esta aculturación del lenguaje facilitó el proceso de conquista española en muchas formas.

Más allá del lenguaje, los conquistadores adquirieron costumbres, formas y materiales indígenas de forma consciente. Incluso, parece que la indianización de la vida cotidiana fue la vía idónea para alcanzar sus objetivos: la conquista y posterior colonización del Nuevo Mundo. Aunque las huestes de Cortés llegaron al continente con provisiones, a menudo los cronistas relataron las dificultades que pasaron por conseguir el alimento necesario; por ello es que recurrieron a la comida local como base de su alimentación. Los soldados acostumbraron robar o pedir comida como prueba de alianza a los pueblos subyugados. Consumían productos de la tierra que estos les brindaban, sobre todo maíz, y cuando podían tomates, calabazas y frutas tropicales, así como, en el mejor de los casos, la carne de algunos animales locales que se les entregaban como tributo o señal de su buena fe. Así, Cortés y sus hombres se introdujeron en el mundo gastronómico mesoamericano auspiciados por sus aliados indígenas y mantenido por las mujeres nativas que les eran regaladas, encargadas de cocinar y cuidar de ellos.

Probablemente fueron estas mismas mujeres la razón de otra indianización: la aplicación de la herbolaria y la medicina indígena en general. Es natural que con la llegada al nuevo territorio y las batallas, los viajes y las penurias por las que pasaron los soldados, necesitaran de la medicina local a falta de la propia. Fueron las mujeres indígenas en sus campamentos las encargadas de brindar las atenciones médicas necesarias. El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo relató: “Estos, por la mayor parte, eran grandes herbolarios y tenían conocidas las propiedades de muchos árboles y plantas e hierbas; y como sanaban a muchos con tal arte […]”. De este modo, la comida y medicina local se volvió parte de la vida cotidiana de los primeros españoles, de la forma de vivir en los campamentos y villas que fueron fundando.

En cuanto a temas bélicos, en un clima tropical muy diferente al de la península Ibérica las pesadas armaduras de metal resultaban inoperantes e incómodas, por la humedad, la abundancia de rocío y porque a menudo los expedicionarios debían dormir al aire libre. Al notar la utilidad de las corazas de algodón endurecido utilizadas por los mesoamericanos, llamadas ichcahuipilli en náhuatl, los soldados optaron por apropiarse de éstas, pues eran útiles ante las armas indígenas (para las que fueron creadas) y resultaban idóneas para el clima y ligeras para ser vestidas. La idea de sustituir las armaduras europeas por innovaciones locales tuvo su primer intento en las Antillas, donde implementaron corazas de carey (caparazón de la tortuga carey).

No todas las costumbres que los castellanos adquirieron obedecieron a fines de subsistencia y adaptación, otras fueron adquiridas por placer. Además de tomar las bebidas embriagantes locales, fumar tabaco fue una de una de las actividades recreativas que más disfrutaron los españoles en América. Esta era una planta ampliamente usada en la América indígenas, con fines rituales, festivos y curativos, y se consumía fumada o como polvo inhalado por la nariz. El afecto castellano a esta planta fue tal, que en 1518, fray Ramón Pané envió unas semillas a Castilla para el jardín de Carlos V, aunque con fin únicamente ornamental. Sin embargo, pasadas algunas décadas se comenzó a introducir su consumo entre los españoles y otros pueblos europeos.

En algunos casos, más frecuentes de los que solemos pensar, algunos expedicionarios llevaron su indianización al extremo, por razones muy diversas, y decidieron vivir entre los naturales como parte de su comunidad, reconociendo tradiciones, desposando mujeres locales y aceptando las normas y formas de vida nativas. El ejemplo más conocido es Gonzalo Guerrero; pero hubo otros a lo largo de la conquista del continente. Caso excepcional fue el de Diego de Guzmán, quien participó en la expedición de Hernando de Soto en la Florida. Aficionado al juego, un día lo perdió todo en una partida y decidió huir con una joven india. El adelantado le requirió volver pero se negó. Otro caso fue el de Pedro Calvo de Barrientos, en 1533, estando en Jauja, cometió un robo, por lo que el gobernador Francisco Pizarro ordenó cortarle las orejas. Avergonzado huyó al reino de Chile, donde fue acogido por los indígenas en el valle de Copiapó. O en 1543, el capitán Alonso de Monroy encontró a Francisco Gasco viviendo entre los araucanos ya con varios hijos mestizos, razón por la que se negó a regresar con los suyos.

Como podemos notar, la indianización fue un fenómeno interesante por el que pasaron los conquistadores y los colonos que llegaron temprano al Nuevo Mundo. Los préstamos  y la  práctica de costumbres y lenguas indígena por los españoles no fueron sólo el resultado de un ajuste, sino el de la adaptación cultural que dio un lugar propio para estos recién llegados en un mundo que les era completamente ajeno. No fue un fenómeno novedoso, pues igualmente ocurrió en situaciones similares, incluso entre los mismos españoles y los musulmanes en la Edad Media. Estos hombres hicieron lo lógico, lo que tenían que hacer: comenzaron a conocer, reconocer, nombrar y utilizar los objetos, seres y fenómenos que encontraron en su paso. Aprendieron la cultura y lenguas locales y así se indianizaron, o mestizaron como dicen algunos.

Para citar: Gabriela Rivera Acosta, La indianización de los conquistadores, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/1386/1386. Visto el 03/05/2024