Lecturas para una filosofía política de la conquista de América

“En la filosofía hay una suerte de estadio experimental en el que lo que importa es acreditar la productividad de los conceptos, no verificar o falsar hipótesis”  (Blumenberg 2014: 13)

¿Cuál es el sentido de una filosofía política de la conquista de América? ¿Cuáles son las herramientas que nos permiten reflexionar sobre ella? Responder estos cuestionamientos es siempre difícil si vamos más allá de la época de los descubrimientos, la evangelización, la guerra justa y la expansión europea proto-capitalista como explicaciones “de cajón” que, en nuestro caso, preferimos soslayar. Establecemos como necesario volver a realizar una reflexión crítica sobre aquello que es constitutivo de la conquista desde una perspectiva filosófico-política. Tema central para múltiples acercamientos y proposiciones en el transcurso de quinientos años, la conquista y sus fundamentos filosófico políticos requieren necesariamente de múltiples perspectivas de análisis e interpretación. Dentro de la amplia gama de lecturas y autores, conceptos e interpretaciones, destacaremos cuatro que consideramos particularmente útiles:  1) La “invención de América” en Edmundo O`Gorman; 2) La “filosofía de la conquista” de Silvio Zavala; 3) El concepto de “etnosuicidio” de José Rabasa; 4) Las idea de “la conquista como proceso inacabado” en Bolívar Echeverría. Brevemente, sobre cada una indicamos:

 

1) En el ensayo titulado “La invención de América” Edmundo O`Gorman propone pensar un proceso de construcción histórica y conceptual. Para ello recorre diversas fuentes históricas, entre otras, las obras de Fernando Colón, de Américo Vespucio, de los cronistas oficiales como Francisco López de Gómora y Gonzalo Fernández de Oviedo; junto con algunas lecturas decimonónicas como la de Alexander von Humboldt, y del siglo pasado como la de Samuel Eliot Morison. En su análisis O’Gorman evidencia a la “invención” -por sobre el “descubrimiento”- como “criterio de verdad” y demuestra cómo la “invención” está cruzada por múltiples contradicciones e intereses que, finalmente, configuran “la idea de América” dentro de la expansión del horizonte cultural europeo (occidental) iniciado con el kairós de 1492.

 

2) El clásico ensayo titulado “Filosofía de la conquista” de Silvio Zavala es un antecedente infranqueable. Ahí se posiciona la pregunta por una filosofía política de la conquista de América a través de un análisis sobre sus antecedentes históricos y filosóficos. Zavala cuestiona los fundamentos en la discusión hispana durante el siglo XVI en Salamanca, profundizando en la célebre disputa de Valladolid, en términos de la definición sobre la humanidad del indígena y su impacto en la comprensión cristiana de la libertad, que identifica como un estadio preparatorio para la emancipación latinoamericana y sus corolarios republicanos (liberales). Lo central de su propuesta es una reflexión por la conquista -y la colonización- que se explica a través de un cuestionamiento tanto por el sentido de la libertad, como por la humanidad del indígena. 

 

3) En el texto “Tell Me the Story of How I Conquered You” (Cuéntame la historia de cómo yo te conquisté) José Rabasa refiere a su concepto de etnosuicidio como una aproximación relacionada a lo indígena y a los efectos de la conquista. Rabasa define al etnosuicidio como el proceso en el cual el indígena (conquistado) adopta y reutiliza los elementos culturales europeos en su propia reconstrucción identitaria. Con el concepto de etnosuicidio refiere a lo indígena (y su construcción) en una perspectiva multidimensional o polifónica que reinventa una identidad en el horizonte cultural indígena a la vez que acuña una nueva en el horizonte cultural europeo-cristiano. En su apreciación el etnosuicidio explica las estrategias de supervivencia y agenciamiento realizadas por sociedades indígenas post-conquista.

 

4)  En “Vuelta de siglo” Bolívar Echeverría reflexiona sobre a la conquista, especialmente en torno al impacto que tuvo en la configuración del fenómeno cultural que conocemos como la modernidad. En cuanto proceso histórico-cultural de “larga duración”, Echeverría afirma que “la conquista no ha terminado”. En este proceso inconcluso y catastrófico también se da forma a una “elección civilizatoria” bifurcada, es decir, una modernidad que Echeverría define como “barroca” y que se fundamenta en un ethos, un modo de vida, específico que enfrenta al “hecho capitalista” desde la resiliencia y el disfrute. En sus ideas este ethos “barroco” retoma a lo indígena, a lo “arcaico”, sin esencializarlo, como parte central de un “mestizaje cultural” siempre conflictivo y asimétrico, pero creativo y resistente.  

 

En términos transversales, remarcamos que al momento de comprender a la conquista (y lo colonial) estos autores lo hacen como un fenómeno complejo, moderno, global, relacional, en movimiento. No obstante, si consideramos estas cuatro reflexiones como basamentos para una aproximación crítica sobre la conquista y su sentido filosófico político, es prudente remarcar algunas potencialidades específicas. Sobre O`Gorman es interesante pensar que si hubo una “invención” de América también hubo una “invención” de sus habitantes. Entonces, el indígena se vuelve parte fundamental en la invención de “estas tierras”. Respecto de las aportaciones de Zavala recalcamos su ejercicio crítico sobre el canon filosófico europeo, especialmente, sobre sus límites conceptuales y su trasfondo colonial frente al problema del indígena, componiendo una filosofía política que utiliza al indígena como elemento central para la definición de la libertad humana. Asimismo, si seguimos a Rabasa reconocemos como el etnosuicidio permite analizar las relaciones entre indígenas y europeos de forma activa, particularmente, los agenciamientos que los indígenas realizaron al momento de apropiar elementos exógenos en su reconstrucción identitaria y cultural. Echeverría, por su parte, define al problema de la conquista como un “proceso inacabado” y, por lo tanto, actual. En su reflexión es interesante cómo su concepto de ethos barroco es relacionado con lo indígena. Esta relación entre lo barroco y lo indígena, en términos de un “mestizaje de las formas culturales”, canaliza una “elección civilizatoria” propia que, ulteriormente, despliega un proyecto civilizatorio moderno y bifurcado desde América colonial.

 

Volvemos a preguntar por el sentido de una filosofía política de la conquista de América y por las herramientas conceptuales que tenemos para ello. Encontramos ahí la necesidad de expandir los horizontes de pregunta que nos permiten pensar críticamente. Entonces, se vuelve necesario considerar a los contenidos y elementos filosóficos, históricos y literarios, algunas veces explícitos otras crípticos, presentes en los relatos de los propios indígenas, en sus crónicas, descripciones, relaciones, cartas, testamentos, litigaciones, dibujos, lienzos, mapas, cantos, teatralidades, entre otros. De forma vehemente advertimos la imposibilidad de enfrentar la pregunta por el sentido de una filosofía política de la conquista sin utilizarlos. Precisamente, el estudio y la contrastación de los textos culturales producidos por indígenas coloniales nos invitan a reconsiderar las aportaciones de los autores nombrados en torno a una filosofía política de la conquista de América, no como respuestas sino como herramientas para la formulación de nuevas preguntas.

Para leer más:

  • Blumenberg, Hans. Teoría de la vida. México: FCE, 2014.
  • Echeverría, Bolívar. Vuelta de siglo. México: ERA, 2008..
  • O`Gorman Edmundo. La invención de América. México: FCE, 2001.
  • Rabasa, José. Tell Me the Story of How I Conquered You: Elsewheres and Ethnosuicide in the Colonial Mesoamerican World. Austin: University of Texas Press, 2011.
  • Zavala, Silvio. La filosofía política de la conquista de América. México: FCE, 1994.

 

Para citar: Alejandro Viveros, Lecturas para una filosofía política de la conquista de América, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/1756/1749. Visto el 07/05/2024