La ciudad de México-Tenochtitlan

Cuando en 1519 los españoles vieron por primera vez la gran ciudad de Tenochtitlan quedaron impactados por su tamaño, por haber crecido sobre un lago y por los distintos edificios que se levantaban en su centro urbano. Fray Bernardino de Sahagún menciona en su Historia General de las cosas de Nueva España que el centro de Tenochtitlan estaba constituido por 78 edificios, muchos de los cuales han comenzado a aparecer en distintas excavaciones arqueológicas llevadas a cabo por el Proyecto de Arqueología Urbana (PAU) y el Proyecto Templo Mayor. Algunas estructuras fueron descritas por los testigos oculares, otras fueron aludidas en representaciones pictóricas en diversos documentos. Sin embargo, el cálculo de la cantidad de edificios que conformaban la ciudad no es del todo seguro, pues al número propuesto por Sahagún se contrapone el de Hernán Cortés, quien menciona un número menor de “torres”.

            En este breve artículo no intentaremos dilucidar la cantidad de estructuras que tuvo la ciudad de Mexico-Tenochtitlan, sino su disposición espacial y algunos de sus edificios más representativos. Posiblemente, el primero en haber comenzado el programa urbano de lo que sería más adelante la capital del imponente señorío mexica fue Acamapichtli, reconocido como primer tlatoani en la historia oficial tenochca. El folio 2r del Códice Mendocino nos muestra la fundación de Mexico-Tenochtitlan y más allá de la bien conocida imagen del águila sobre el nopal, se nos muestran cuatro canales de agua que dividen la ciudad en cuatro grandes parcialidades o campan en náhuatl. Esta configuración cuatripartita no es casual ni novedosa, fue el mismo plan seguido por Teotihuacan más de un milenio antes y estaba fundamentado en la concepción del cosmos a partir de los cuatro extremos del mundo cruzado en su parte central por un eje cósmico concebido como una gran montaña con un árbol en la cima.

            Los nauhcampan o cuatro barrios en que se dividió el altépetl mexica fueron: Atzacoalco al nororiente; Cuepopan al norponiente; Moyotlan al suroeste y Zoquipan o Teopan al sur oriente. Durante la colonia, fueron conocidos como San Sebastián, Santa María, San Juan y San Pablo respectivamente.

            La ciudad fue creciendo paulatinamente por medio de las chinampas, así, a la llegada de las huestes de Cortés, la capital abarcaba un espacio que fue delimitado por Alfonso Caso (1956) de la siguiente manera: al norte, la isla llegaba hasta donde se encuentra el Eje 1 Norte, ahí existía una pequeña laguna que separaba el territorio de Tlatelolco del de Tenochtitlan, ese lugar es hoy conocido como el barrio de la Lagunilla. Por el oriente, el islote seguía una línea quebrada que iba por las actuales calles de Lerdo, Moctezuma, Zarco, Pedro Moreno, Guerrero y de ahí seguía por la calle de Abraham Gonzáles hasta llegar al extremo sur, el cual correspondía con la calle de Dr. Lavista, y parte de la calle de Lucas Alamán hasta la Calz. San Antonio Abad. Desde aquí, la isla se bajaba hacia el sur hasta posiblemente la Calz. Chabacano o Av. Morelos para llegar a su extremo oriental, que correspondía al Eje 2 Oriente-Congreso de la Unión. Por supuesto que estos límites son aproximados y no se rigen por la orientación actual de las calles, son simples referencias para ubicar la extensión de la antigua ciudad.

            Ya que tenemos una visión general de lo que abarcaba la capital mexica, vamos a acercarnos a su núcleo urbano. El centro de la ciudad es conocido como “Recinto ceremonial”. Según los estudios arqueológicos, el centro urbano estuvo rodeado por una plataforma cuadrangular que medía 460 m de n-s y 430 m de e-o, alcanzando una dimensión cercana a los 197 800 m2 (López Austin y López Lujan, 2009: 215). En cada uno de sus lados, la plataforma contó con escalinatas de acceso, tres de las cuales estaban dirigidas a las calzadas que salían del espacio insular: al norte la calzada de Tepeyac, al este la de Tacuba y al sur la de Iztapalapa.

Como hemos mencionado, toda ciudad prehispánica era un intento de proyectar la estructura del cosmos en el mundo del hombre, así como la geografía sagrada que las rodeaba. Cada basamento piramidal era una representación de la Montaña Sagrada, ese eje cósmico concebido como grandes receptáculos de las riquezas: semillas, plantas, agua, nubes, animales de cacería, jadeíta, entre otros. De esta manera, el Huei Teocalli de Tenochtitlan, conocido como Templo Mayor, era la representación de una Montaña Sagrada, en donde su dios patrono había nacido:  el Coatépetl.

El basamento alcanzó en su última etapa cerca de 45 m de altura y 82 m por lado. Fue producto de siete distintas etapas constructivas, con algunas ampliaciones a lo largo de casi dos siglos. El edificio mostraba dos escalinatas con alfardas que culminaban en la parte superior en una gran plataforma sobre la que se colocaron dos santuarios, uno dedicado al dios patrono tenochca, Hutzilopochtli y el otro a Tláloc, dios de la lluvia. El basamento piramidal desplantaba de una plataforma que presentaba decoración de serpientes onduladas en su lado poniente.

Además del Templo Mayor, el recinto sagrado contó con otros tantos edificios dedicados a distintas deidades y a diferentes prácticas rituales. Las referencias a ellos las debemos a los testigos oculares de la Conquista como Hernán Cortés, Bernal Díaz o Andrés de Tapia; así también a aquellos que hicieron uso de información indirecta como Durán y López de Gómara. De igual manera, podemos hacer uso de diferentes descripciones pictóricas como el Mapa de Cortés, o el folio 269r de los Primeros Memoriales. En todas ellas podemos leer o ver el Tzompantli, el Juego de Pelota y algunos pequeños templos alrededor del Huei Teocalli, tales como el templo de Quetzalcóatl o la Casa de las Águilas.

Hoy día, como parte de la visita por la zona arqueológica, es posible observar pequeños adoratorios como el A, B y C, que se ubican en el costado norte del Templo Mayor, así como los dos Templos Rojos, ubicados al norte y sur y que llaman la atención por presentar rasgos de la arquitectura teotihuacana. También se puede recorrer parte de la Casa de las Águilas, donde se observan influencias de la arquitectura tolteca. Recientemente se ha liberado el Cuauhxicalco, templo circular decorado con cabezas de serpiente, mencionado en distintas fuentes con relación a algunas fiestas de las veintenas y donde se han hallado interesantes ofrendas dedicatorias. Fuera de la zona arqueológica, y debajo de los edificios del Centro Histórico se encuentran: el Templo del Sol, debajo del Sagrario de la Catedral Metropolitana; el Calmecac, debajo del Centro Cultural España; y el Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl y el costado norte del Juego de Pelota y el Huei Tzompantli hallados recientemente por el PAU en el número 16 de la calle de Guatemala.

Todos estos hallazgos arqueológicos iluminan nuestro conocimiento del recinto sagrado de la antigua capital mexica, corrigen antiguas suposiciones de la localización de los edificios descritos por los frailes y conquistadores pero, sobre todo, nos permiten ver e imaginar de una mejor manera la grandeza y esplendor de la ciudad de Mexico-Tenochtitlan.

 

Para leer más:

  • Barrera Rodríguez, Raúl, “Las exploraciones del Cuauhxicalco, el Huei Tzompantli, el Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl, la Cancha de Juego de Pelota y el Calmécac” en Leonardo López Luján y Ximena Chávez Balderas (coords.), Al pie del Templo Mayor de Tenochtitlan. Estudios en honor de Eduardo Matos Moctezuma, 2 tomos, México, El Colegio Nacional, 2019, tomo I, pp. 87-113
  • Caso, Alfonso, “Los barrios antiguos de Tenochtitlan y Tlatelolco” en Memorias de la Academia Mexicana de la Historia, Tomo XV, núm. 1, enero-marzo 1956, pp. 7-63.
  • López Austin, Alfredo y Leonardo López Luján, Monte Sagrado-Templo Mayor, México, INAH, Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, 2009.
  • Matos Moctezuma, Eduardo, Tenochtitlan, México, El Colegio de México, Fideicomiso Historia de las Américas, Fondo de Cultura Económica, 2010.
Para citar: Hugo García Capistrán, La ciudad de México-Tenochtitlan, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/index.php/amoxtli/2074/2074. Visto el 16/04/2024