Tepeaca: punto crucial para el avance español

A partir de julio de 1520, apenas pasada la gloriosa noche del 30 de junio, en plena convalecencia, con sus heridas físicas y psicológicas aún a flor de piel, Hernán Cortés y su hueste concretaron una alianza militar con el antiguo señorío de Tlaxcala. El fin era derrotar, de una vez por todas, al huey altépetl mexica. Una de las primeras acciones ejecutadas por la sui generis mancuerna fue el asedio de la provincia de Tepeyacac (Tepeaca), pues, a partir de este punto, iniciarían una campaña con dos objetivos bien delimitados: dominar los señoríos del Valle Puebla-Tlaxcala para después conquistar la urbe lacustre de México-Tenochtitlán. 

            En aquel tiempo, Tepeyacac, voz nahua que podemos traducir como ‘En la punta del cerro’, se hallaba lindante con Tlaxcala y Cholula; circunstancia que le otorgaba una posición geográfica privilegiada, pues su territorio se cruzaba con el camino que utilizaban los pochtecatl para transportar sus mercancías entre los actuales territorios de Veracruz, Oaxaca y el centro de México. En palabras de Cortés, era “el camino y paso por donde la contratación de todos los puertos de la mar es para la tierra adentro”. Además, entre el ajetreado ir y venir, los mercaderes solían detenerse ahí para ofrecer sus productos, posicionándose esta ciudad como un importante asentamiento de comercio en la región.

            Otro aspecto digno de atención era su papel en el ámbito político-administrativo del huey altépet mexicano. En Tepeaca se recolectaba para los mexicas los tributos de Quecholac, Tecamachalco, Tecalco, Quauhtinchan, Quautlatlauhcan, Tepexic, Itzocan, Quauhquechulan, Teopantlan y Huehuetlan, entre otros señoríos del Valle. Dadas estas circunstancias, seguramente comunicadas por los tlaxcaltecas a los españoles, podemos considerar que Tepeaca fungía como una importante extremidad del imperio mexicano, por lo que, sin lugar a dudas, su amputación y anquilosamiento significaba un fuerte golpe para los residentes de México-Tenochtitlan.

            Una vez fijado el objetivo, Cortés, presto y asertivo, reunió soldados y consiguió el avituallamiento de municiones, pólvora y otros suministros de guerra necesarios para el enfrentamiento. Así, cinco meses después de su regreso a Tlaxcala, el conquistador extremeño, acompañado por Tlamoacatl, uno de los capitanes tlaxcaltecas, y por una gran cantidad de sus nuevos aliados, entre los que también había huejotzincas y cholultecas, emprendieron la sangrienta ruta hacia Tepeyacac y sus alrededores.

En el Lienzo de Tlaxcala es posible seguir paso a paso la violenta campaña. Así, en el recuadro G de la quinta línea, vemos al contingente en su paso por Zacatepec, donde fueron enfrentados por un pequeño grupo de mexicas que, infructuosamente, intentaron frenar su estampida. Más adelante, los aliados libraron una fuerte batalla contra los quecholtecas (Línea sexta, recuadro H) para, posteriormente, incursionar y someter la población de Acatzinco (Línea sexta, recuadro Y), cuyos habitantes se hallaron ausentes a la entrada de los invasores, quienes, inmisericordes, incendiaron sus chozas y sembradíos hasta reducirlos a polvo de ceniza.

Finalmente, en el recuadro J de la sexta línea del lienzo, el asedio a Tepeyacac es representado con un estruendoso choque entre la confederación tlaxcalteca-española y la guarnición mexica que auxiliaba a los guerreros y pobladores del lugar. Para ese momento, según la relación geográfica de Tepeaca, el altépetl era gobernado por Chalchiuhcolotzin, Coyoltototzin y Nequametzin, quienes a su vez lideraron la contraofensiva. Los cuerpos mutilados que encontramos en la escena nos ofrecen una idea de aquella bestial lucha que, lamentablemente, perdieron los tepayacatlaque. Además de las cuantiosas bajas que debieron sufrir, españoles y tlaxcaltecas tomaron varios prisioneros que fueron remitidos a Tlaxcala, después de lo cual, la provincia recientemente sometida juró lealtad a la Corona Española. 

Dada la importancia geopolítica arriba mencionada, Tepeyacac se convirtió en punto estratégico para los planes de Cortés, por lo que estableció ahí la Villa de Segura de la Frontera, lugar desde donde, con paso seguro y con miras a conquistar el altépetl mexica para el rey, planeó las incursiones venideras que habrían de acercarlo cada vez más a su objetivo. La suerte estaba echada.  

Para citar: Baltazar Brito Guadarrama, Tepeaca: punto crucial para el avance español, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2228/2225. Visto el 26/03/2024