Las razones de los mexicas: 1. La hospitalidad

Algunos de los temas de la llamada conquista de México más difícil de reconstruir son las razones que llevaron a los mexicas, también llamados aztecas, a actuar como actuaron al recibir a los invasores españoles en su capital de México-Tenochtitlan en noviembre de 1519. No podemos conocer las motivaciones que tuvieron para alojarlos a todo lujo en el palacio del antiguo tlatoani Axayácatl durante seis meses, alimentándolos y permitiéndoles apoderarse de la mayor cantidad de oro que podían. Nos resulta particularmente difícil comprender porqué se sometieron a los españoles, según afirma Hernán Cortés en su Segunda Carta de relación. En este punto la llamada “visión de los vencidos” tampoco ayuda, pues la versión del libro XII de la Historia General de las Cosas de la Nueva España, coordinada por Bernardino de Sahagún retoma la versión cortesiana en lo esencial y presenta un Moctezuma incapaz y obnubilado por el fatalismo. Precisamente, porque esta figura dubitativa y trágica es la contraparte narrativa inevitable de la valentía, la capacidad de engaño y la astucia que se atribuye del capitán español, nos resulta sospechosa y difícil de aceptar como la verdad histórica. Más aún cuando tenemos tantas razones para dudar del relato cortesiano.

Por desgracia, pero no por azar, las demás historias escritas en lengua indígena o por autores mexicas no presentan más información. No conocemos pues los debates, los acuerdos y los desacuerdos entre el gobernante mexica y los demás gobernantes de la Triple Alianza, los principales nobles mexicas, los capitanes de guerra, aliados y asesores. A falta de toda esta información, no podremos nunca estar seguros de sus intenciones y menos juzgar si se cumplieron o no. Tampoco podremos evaluar realmente y con certeza su racionalidad o irracionalidad.

Lo que haremos en este artículo y los siguientes será presentar algunas posibles reconstrucciones de las razones mexicas, todas parciales y combinables entre sí, ninguna totalmente segura, pero todas al menos plausibles por nuestro conocimiento de las lógicas culturales mesoamericanas y de las actuaciones de los diferentes gobernantes nativos ante los españoles.

 

Hospitalidad

Los mexicas recibieron a los españoles impulsados por una obligación política, ritual, cósmica de hospitalidad. En Mesoamérica los poderosos debían recibir en sus casas, en sus ciudades a propios y extraños, amigos y enemigos. Los hombres debían recibir en sus templos, y en sus propios cuerpos, las fuerzas y los cuerpos de sus dioses, no importa cuán peligroso fuera.

El poderío y la riqueza que ellos mismos tenían, los obligaba a agasajar a sus invitados, y a la vez a apantallarlos con sus despliegues de opulencia y poder. La diplomacia mesoamericana se realizaba por medio de la hospitalidad. Las historias nos cuentan, por ejemplo, que los mexicas invitaban a sus enemigos tlaxcaltecas a las grandes fiestas donde sacrificaban a sus parientes capturados en la guerra y ellos mismos asistían a las más modestas ceremonias en las cabeceras de Tlaxcala donde veían morir a sus propios cautivos. De esta manera la generosidad podía ser amenaza, la invitación una promesa de conflicto.

Después de que los expedicionarios fueron recibidos por algunas de las cortes más poderosas del oriente de Mesoamérica -Cempoala, Tlaxcala, Cholula, Chalco y otras tantas más- los mexicas debían demostrar su poder y recibirlos también. No hacerlo hubiera implicado una humillación pública y una muestra de debilidad que sólo fortalecería a los invasores y sus nuevos aliados.

Además, Cortés expresó una y otra vez su voluntad de llegar a México-Tenochtitlan, amenazando incluso usar la fuerza para lograrlo. Este desafío hacía más difícil rechazarlo.  Si los mexicas no los recibían, podemos imaginar a muchas otras ciudades aliadas y enemigos buscando atraer a los extranjeros que tanto habían atemorizado a los más poderosos de la tierra, que por necesidad dejarían de ser considerados así.

Ejercer lo contrario de esta hospitalidad, es decir, detener a los españoles e impedirles seguir adelante hubiera implicado obligatoriamente utilizar la violencia. Muchos autores han discutido, lamentado y tratado de justificar la incapacidad mexica de atacar a los invasores con rapidez y eficacia en Veracruz, o luego en los pasos montañosos antes del Valle de México. En otro artículo de esta discutiremos si en verdad tenían una opción así.

El hecho incuestionable es que los gobernantes mexicas optaron por la hospitalidad, o más bien, tuvieron que ejercerla a falta de otras opciones.  Es muy probable que al final no tuvieran otro remedio que recibir a los invasores y hacer lo mejor posible para tenerlos contentos en su casa. Esto tenía una ventaja, eso sí, de que al menos no estarían en otras ciudades, tejiendo más alianzas con sus enemigos o atrayendo a más vasallos suyos a su coalición enemiga. La hospitalidad prolongada era una manera de controlar a sus invitados, como veremos en el siguiente artículo.

Para citar: Federico Navarrete , Las razones de los mexicas: 1. La hospitalidad, México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/1886/1886. Visto el 18/04/2024