Las batallas en Xochimilco, entrada estratégica al sur de la Cuenca de México.

Posterior a la caída del Imperio tepaneca hacia 1428, la estrategia de Izcóatl y Moctezuma Ilhuicamina para dar comienzo a su proceso de expansión e iniciar la etapa imperial, fue retomar el control de los señoríos de la Cuenca de México que estaban subyugados a los tepanecas. Entre la amplia variedad de altépetl que se encontraban distribuidos a lo largo y ancho de la Cuenca de México, la mayoría de habla náhuatl, se encontraba el señorío de Xochimilco, que, de acuerdo con varias fuentes, fue uno de los primeros que fueron sometidos e integrados al naciente imperio mexica, hacia 1429.

Resulta lógico que, durante muchos años, la ciudad de Xochimilco se enfrentara a diversos problemas con el Imperio mexica que van a generar en tiempos de la conquista hispana, una consecuencia de relevancia.

A partir de fines de 1520, habiéndose desatado el conflicto bélico de forma abierta y con una clara intención de ultimar la ciudad bajo un asalto controlado y bien pensado, en donde seguramente no sólo Cortés sino también la inteligencia militar de los capitanes indígenas aliados participó, ahora tocaba que los señoríos de la Cuenca se enrolaran en las campañas de Cortés para tales fines. Por ello, parte de la estrategia de Cortés y sus aliados, fue ir recorriendo la Cuenca para conocer a detalle la compleja situación geopolítica de dichos altepetl en relación con el Imperio mexica. La idea básica era que los señoríos fueran reclutados al ejército de Cortés, y con ello cercar Tenochtitlan para facilitar el asalto.

Poco a poco fueron integrando a los mencionados señoríos bajo muy diversas circunstancias hasta que tocó entrar en territorio xochimilca, en donde se desataron circunstancias hostiles que merecieron diversas narraciones en las crónicas tanto hispanas como indígenas, y que en ambos casos tendrán interesantes consecuencias, de acuerdo con el documento que consultemos.

La situación al llegar a Xochimilco, desde el punto de vista hispano, narra Bernal Díaz, se relaciona con la fuerte necesidad de contar con agua potable para que bebieran las tropas de Cortés. Dicha necesidad los lleva a mandar equipos de exploración que logran ubicar pozos de agua potable, pero siempre con el peligro constante de que las tropas mexicas, muy cercanas, estuvieran en efecto prestas para dar batalla.

Para este momento, no olvidemos, los mexicas ya estaban bajo las órdenes de Cuahutémoc, quien, sin duda, estaba proponiendo una ofensiva muy clara en contra de las tropas hispano-indígenas, lo que incluyó integrar en el ataque que darán en Xochimilco un número de diez mil efectivos, es decir la mitad de lo que normalmente Tenochtitlan podría reunir en circunstancias normales.

Llama la atención que, para este momento, algunas fuentes narran algunas de las estrategias mexicas en materia del hibridismo de los sistemas de armamento empleado en dichos combates. Al parecer reutilizaron las espadas robadas por los españoles en la Noche Triste para fabricar una suerte de lanzas, en la cual colocaron los filos de dichas armas en una asta para elaborar lo que Bernal describe como: “y las lanzas traían hechas como dalles de las espadas que hubieron cuando la gran matanza de los nuestros…”. El término de dalles se refiere a una suerte de guadaña que posiblemente era empleada en los conflictos bélicos hispanos desde etapas medievales, o bien simples artefactos de labranza.

También debemos destacar que en estas batallas en Xochimilco fue uno de los tantos sucesos en donde el propio Cortés estuvo a punto de ser capturado por las tropas mexicas. No olvidemos que los mexicas adaptaron sus formas de hacer la guerra para la defensa de Tenochtitlan y en este sentido sabemos que los ejércitos mexicas estaban perfectamente entrenados para llevar a cabo operativos claramente letales contra sus enemigos.

Es importante aclarar un punto en el cual las fuentes también son coincidentes y es el hecho de que varios de los ballesteros y arcabuceros, contaban con poco equipamiento para utilizar sus respectivos arsenales. Se tenían ya pocos virotes de ballesta y poca pólvora, misma que acabará siendo subsanado con la tecnología indígena, bajo el concepto ya antes explicado del hibridismo en el sistema de armamento hispano-indígena.

Cuando era necesario, se podían capturar vivos a los enemigos para diversos objetivos, no solamente el de sacrificarlos ante Huitzilopochtli; de ahí que a Cuauhtémoc, Cortés le sirviera más vivo que muerto, no solo para sacrificarlo, como tradicionalmente se pensaría, sino que probablemente sería un rehén con un gran valor que finalmente no pudo ser conseguido.

Por el contrario, quien lograra capturar a un enemigo estratégico era precisamente la gente de Cortés, que capturaron a algunos capitanes mexicas quienes acaban informando de algunos de los planes estratégicos de Cuauhtémoc.

Al finalizar las batallas en Xochimilco, Cortés consideró oportuno, haber tomado dicho espacio, como una estrategia clara para el avance hacia Tenochtitlan, aclarando lo siguiente: “y como yo hube considerado bien lo que convenía verse, porque aquí en esta ciudad había de estar una guarnición de gente de pie y de caballo, hice recoger los nuestros y así nos volvimos, que mando las casas y torres de sus ídolos. Y otro día nos partimos de esta ciudad a la de Tacuba…”

Del lado mexica las cosas no fueron bien con los pobladores de Xochimilco, quienes ya estaban, finalmente, aliados a Cortés. Fuentes como el padre Sahagún, narran que de manera los xochimilcas informan a los mexicas que pretenden ayudar en el conflicto contra los hispanos, proporcionando alimentos y tropas.

Sin embargo, esto era una estafa, ya que en cuanto fueron las tropas xochimilcas ubicadas en sus puestos, lo que realmente hicieron fue atacar las poblaciones mexicas, particularmente la de los no combatientes, como mujeres niños y ancianos. Inmediatamente los capitanes mexicas dieron viso de ello a Cuauhtémoc, quien finalmente les hizo pagar con la ejecución de cada uno de ellos.

Este aspecto nos refleja que la situación geopolítica de la región estaba en una problemática situación en la cual, cada uno de los grupos y señoríos, buscaban lo mejor para su causa basada en alianzas estratégicas o constantes traiciones.

Finalmente, durante el asalto a la ciudad, Xochimilco participará abiertamente en los conflictos armados contra los mexicas, permitiendo estratégicamente a Cortés contar con un número nada desdeñable de tropas xochimilcas para su empresa militar. Ello permitió controlar el punto estratégico del sur de la Cuenca de México, que le llevaría ir cercando poco a poco las ciudades de Tenochtitlan y Tlatelolco, creando el escenario perfecto para el golpe final, el asalto de las ciudades.

Esto lo vemos reflejando en la entrada a la ciudad, mucho más adelante, en donde incluso la visión muy mesoamericana de la guerra que era la antropofagia bélica, misma que se ve reflejada en el siguiente pasaje de Cortés al decir: “Este día sintieron y mostraron mucho desmayo, especialmente viendo entrar por la ciudad, quemándola y destruyéndola, y peleando con ellos los de Tesiuco y Calco y Suchimilco y los otomíes, y nombrándose cada uno de dónde era; y por otra parte, los de Tascaltecal, que ellos y los otros les mostraban los de su ciudad hechos pedazos, diciéndoles que los habían de cenar aquella noche y almorzar otro día; como de hecho lo hacían”.(Cortes, 2015: 177).

Considerando que el 99% de las tropas de Cortés eran indígenas, y el enemigo a enfrentar, es decir los mexicas, eran evidentemente indígenas, podemos argumentar que lo que llamamos la Historia Militar de la Conquista, es realmente una continuidad de las guerras mesoamericanas, pero a gran escala. Por ello, el no tener un conocimiento profundo y claro de las sociedades mesoamericanas y sus formas de hacer la guerra, puede llevarnos a interpretaciones incorrectas, dando a los hispanos un protagonismo que realmente no tuvieron en esta historia. La historia eurocéntrica de la conquista es algo ya insostenible.

Para leer más:

  • Cervera Obregón Marco Antonio, “El asedio terrestre a Tenochtitlan: la poliorcética aplicada en un contexto de historia mesoamericana”, en Guerra Colonial. Revista Digital, n. 7, Madrid, 2020, 73-83.
  • Cortés, Hernán, Cartas de Relación, Porrúa, México, 2015.
  • Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de México, Porrúa, México, 2015.
  • Sahagún Fray Bernardino, Historia general de las cosas de la Nueva España, Porrúa, México, 2015.
Para citar: Marco Antonio Cervera Obregón , Las batallas en Xochimilco, entrada estratégica al sur de la Cuenca de México., México, Noticonquista, http://www.noticonquista.unam.mx/amoxtli/2609/2601. Visto el 16/04/2024